Mahmud Darwish, poeta palestino

vitral_jarron_MarioGuimarey-b– Si muriera de amor, deja mi tumba
expuesta a las pestañas de los vientos,
y no me entierres, no.
Para poder sembrar tu voz en todo barro.

# En este tiempo tan difícil es justo entonar un recuerdo y un canto. El pasado 9 de agosto se cumplieron seis años de la muerte de Mahmud Darwish, el gran poeta palestino.

Nos lo recordó la lectura de los Cuadernos de José Saramago, que conoció a Darwish en Ramala el año 2002. Su opinión del poeta fue inmejorable, como persona amiga y como artista, compartiendo el dolor por la suerte de su gente.

«Enraizados en la vida, en los sufrimientos e inmortales esperanzas del pueblo palestino, los poemas de Darwish, además de su inefable belleza, son como un diario donde registrar, paso a paso, lágrima a lágrima, los desastres, y también las escasas, pero siempre profundas, alegrías de un pueblo de cuyo martirio, pasados sesenta años, todavía no se anuncia el final».

# Nuestro post salió en memoria de los dos artistas, uno y otro presentadores de la realidad dura de la vida y las ideas, de los sueños y los desengaños, buscando entendimiento, deseando sin duda apartar lo irracional de toda violencia.

Que sea también promesa de victoria de lo justo, de la vida y de la paz, para todos los pueblos, para siempre, para su gente más desvalida, la que más sufre las ausencias y la muerte, sus mujeres y sus niños.

– Me haría dios si tocara el fondo de tu alma.
Cuando vuelva,
enciende conmigo el horno de tu casa,
hazme que sea la cuerda de tu azotea
para tender la ropa.
No puedo levantarme sin la oración de tu mañana.
Me he hecho viejo.

Vuélveme las estrellas infantiles.
Para que, en el camino de la vuelta
al nido de tu espera,
acompañe a las crías de los pájaros.

–Mahmud Darwish. A mi madre.

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