“No desearás más vacaciones de las que te corresponden,
y aprovecharás para amar más a tu familia.”
Decálogo para pasar unas vacaciones como Dios manda. Les pondré aquí esperando llegar a tiempo estas recomendaciones sencillas que leí. Conexión imaginativa entre las vacaciones del verano y los 10 mandamientos. Vean pues, para dialogar en pareja, en familia, en grupo. Suerte y verdadera felicidad para todos.
1° . También en los meses de calor amarás al Señor tu Dios cálidamente, sobre todas las cosas, incluyéndote a ti mismo.
2° . No tomarás vanamente el nombre de Dios, quejándote de las incomodidades del termómetro en baja o en alza, o por la moda o las costumbres, siempre pasajeras.
3° . Pondrás especial cariño y cuidado en santificar las fiestas en este tiempo de trabajo menor, procurando programarte unas vacaciones con Dios, en el clima suave del amor suyo.
4° . Aprovecharás la temporada estival para reforzar los lazos familiares, quizás más relajados o más en tensión durante el resto del año.
5° . No matarás el tiempo, sino que tu merecido descanso será más cambio de actividad que aburrimiento malsano y atrofiante.
6° . También en vacaciones, el sexto precepto nos llama a vivir la sexualidad según los propios compromisos de vida, según la ley de Dios y de su Iglesia.
7° . No robarás un verano inmerecido, ni abusarás de los dones de la naturaleza en contra de Dios, su único dueño.
8° . Cuidarás especialmente de la lengua durante las vacaciones, evitando el chismorreo, la crítica fácil y la calumnia, siempre más peligrosas que una tormenta de verano.
9° . También en vacaciones, guardarás la limpieza del corazón, del cuerpo, de la mente, de la imaginación, de los pensamientos y de los deseos.
10° . No desearás vacaciones desproporcionadas, pero procurarás tener lo que merecen tú y tu familia, sin olvidar a los que este año tampoco podrán veranear.
– Será obligado recordar el mandamiento que más importa y que resume todos. Estar cerca y tener presentes las muchas personas sin descanso, o sin trabajo, lejos de su familia, en soledad, o en cárceles y hospitales, procurando nuestra ayuda y compañía. Es el mandamiento principal y definitivo, la misericordia que supera leyes, borra pecados y nos dará el paraíso.