Ser madre | Agradecer

– Soy Lourdes, madre de Cely y Martina. Sigo siendo madre, pero no tengo hijas. Hará un año una llamada me despertó de madrugada. Mi ex marido se acababa de suicidar, y antes mató a mis dos hijas, de seis y dos años.

Lourdes pasó un infierno, pero al fin encontró salida: tejerá mariposas, símbolo de la igualdad y el respeto.

Gracias a alguien que conoció, su sufrimiento servirá para ayudar a otras personas. Y ella decidió poner su grano de arena.

El proyecto será importante en su vida, lo llevará a varios Colegios. La mariposa grande representa a Cely, la más pequeña es Martina. Tardará 10 minutos en hacer una, al ganchillo.

– Estoy al principio de un largo camino. Me costará seguir mi vida sola, con mis recuerdos. Lo intentaré. Un símbolo contra la violencia de género, en defensa de la igualdad y el respeto. Y me dará fuerza para seguir adelante.

También contó que siente impotencia y dolor. Hay cosas que siguen igual, cada día y en tantos lugares. Siguen matando mujeres, siguen matando niños. No tendrán suficiente protección, dirá apenada.

[Cf. Reportaje de Pilar Álvarez, elPais.es, 25/09/2019]

* Imagen: La Maternidad, 1905, fragmento, Gustav Klimt.
__

En medio de tanta desolación y muerte, deberá renacer la esperanza, pues soy creyente. Mostraré agradecimiento por tanto bien recibido, por la vida, los seres queridos, por el cariño, la felicidad, deseo corresponder con amor sincero.

Me llegó este poema que pongo aquí con ese fin de dar gracias: a mi Dios, mi familia, mis amigos…

GRACIAS, Señor, por tus misericordias
que me cercan en número mayor
que las arenas de los anchos mares
y que los rayos de la luz del sol.

Porque yo no existía y me creaste,
porque me amaste sin amarte yo,
porque antes de nacer me redimiste:
gracias, Señor.

Porque me diste a tu bendita Madre
y te dejaste abrir el corazón,
para que en él hallase yo refugio:
gracias, gracias, Señor.

Porque yo te dejé y tú me buscaste,
porque yo desprecié tu amable voz
y tú no despreciaste mi miseria:
gracias, Señor.

Porque arrojaste todos mis pecados
en el profundo abismo de tu amor,
y no te quedó de ellos ni el recuerdo:
gracias, gracias, Señor.

Porque bastaba para redimirme
un suspiro, una lágrima de amor
y me quisiste dar toda tu sangre:
gracias, Señor.

Por todas estas cosas y por tantas
que conocemos nada más tú y yo
y no pueden decirse con palabras:
gracias, Señor.

¿Qué te daré por tantos beneficios,
cómo podré pagarte tanto amor?

Nada tengo, Señor, y nada puedo
mas quisiera desde hoy
que cada instante de mi pobre vida,
cada latido de mi corazón,
cada palabra, cada pensamiento,
cada paso que doy,
sean como un clamor que repita,
lleno de inmensa gratitud y amor,
gracias, Señor, por tus misericordias
gracias, gracias, gracias, Señor.

(Carmelitas Descalzas)

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.