La viña

«El reino de los cielos será como un hombre que salió al amanecer a contratar obreros para su viña… Y salió también al mediodía, al atardecer y al caer la tarde, les dijo: Vayan a trabajar a mi viña», san Mateo c.20.

La viña del Señor es el mundo con sus historias, unas buenas y justas, otras no tanto. Varían los frutos como variadas son las personas, su ánimo e intereses. La viña requiere cuidados, cariño y trabajo. Es la viña de sus amores, dijo el profeta Isaías.

Nos necesita, nos quiere colaborando, cada cual a su tiempo, en su momento. Nunca fue demasiado tarde para llegar a tiempo. El trabajo traerá renuncias, también contento. Todos podrán aportar sus ilusiones y proyectos, su ayuda y compañía.

Quedó mucho por hacer, por dónde comenzar, cómo traer Reino de Dios: ‘Anuncien la paz, curen heridas, bendigan siempre, perdonen los errores’.

El Señor de la viña cuidará de nosotros, prometido, por el mejor fruto:

Manos de viñador,
que cuidan su viña y mi vida,
que esperan los frutos.
Él riega la tierra con el sudor de su frente
y su agua buena;
su mano podará lo reseco, limpiará lo que estorba.
Con él, sarmiento en la vid, correrá por mis venas
su misma vida.

Les pondré en resumen una oración, ofrenda de sí mismo a colaborar. Ofrécete, también en este tiempo tan difícil, como uno más, frágil e indeciso como otros, pero enamorado como el que más.

No me olvides, Señor.
En el amanecer de cada día pronuncia mi nombre
envíame como si fuera la primera vez,
a sembrar ilusiones en los senderos espinosos
a llevar esperanza donde gime el hombre perdido.

No me olvides, Señor.
No pases de largo si me ves reticente.
Hoy más que nunca quiero ir a tu viña,
no pases de largo Señor
quiero trabajar contigo.

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Verán en comentario una rica sugerencia de San Cirilo de Alejandría sobre la unión estrecha entre la vid y los sarmientos, entre la viña y el que la trabaja. Importará mucho la comunión entre Cristo y los cristianos, y el fruto de buenas obras: paz, amor, solidaridad.
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-Hoy 1º de Mayo, Día del trabajo, ahora tan difícil y precario.
-Recordando san José obrero, carpintero, año dedicado a san José.

Un pensamiento en “La viña

  1. El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.

    «El Señor, para convencernos de que es necesario que nos adhiramos a él por el amor, ponderó los grandes bienes que se derivan de nuestra unión con él, comparándose a sí mismo con la vid, y afirmando que los que están unidos a él e injertados en su persona vienen a ser como sus sarmientos y, al participar del Espíritu Santo, comparten su misma naturaleza, pues el espíritu de Cristo nos une con él. En él y por él hemos sido regenerados en el Espíritu para producir fruto de vida, no de aquella vida caduca y antigua, sino de la vida nueva que se funda en su amor.

    Esta vida la conservaremos si perseveramos unidos a él, injertados en su persona; si seguimos fielmente los mandamientos que nos dio y procuramos conservar los grandes bienes que nos confió, esforzándonos por no contristar, ni en lo más mínimo, al Espíritu que habita en nosotros, pues, por medio de él, Dios mismo tiene su morada en nuestro interior. Así como la raíz hace llegar su mismo ser a los sarmientos, del mismo modo el Verbo unigénito de Dios Padre comunica a los santos una especie de parentesco consigo mismo y con el Padre al darles parte en su propia naturaleza.»

    San Cirilo de Alejandría. Comentario al evangelio según san Juan, libro 10, cap. 2. Monje y obispo de Alejandría, fue gran defensor de la fe; es doctor de la Iglesia (370-444)

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