Óscar Romero, aniversario

El 24 de marzo de 1980 Monseñor Óscar A. Romero, Arzobispo de San Salvador, murió asesinado por un francotirador, mientras celebraba Misa en la Capilla del Hospital de la Divina Providencia.

En el 28º aniversario, en este tiempo de Pasión y Resurrección, nuestro recuerdo, también solidaridad con los que padecen violencia por buscar pacíficamente la justicia y los derechos humanos no respetados.

La postura del Obispo Oscar Romero, muy comprometido con su pueblo y especialmente con los más pobres, comenzó a ser valorada: en 1979 fue nominado al Premio Nobel de la Paz y en febrero de 1980 investido Doctor Honoris Causa, Universidad de Lovaina (Bélgica).

En su último viaje a Europa le transmitió al Papa Juan Pablo II su preocupación ante las amenazas de muerte, y ante la terrible situación de su país. A las pocas semanas cayó asesinado en El Salvador.

“Soy el pastor, el hermano, el amigo de este pueblo, que sabe de sus sufrimientos, de su hambre, de sus angustias. En nombre de esas voces, yo levanto mi voz para decir: no idolatren sus riquezas, no dejen morir de hambre a los demás. A mí me pueden matar, pero la voz de la justicia nadie podrá callar. Si me matan, resucitaré en el pueblo”.

= Según testimonios posteriores, parece que Monseñor Romero no fue bien recibido en el Vaticano. Había solicitado entrevistas con el Papa Juan Pablo II, siempre encontró una negativa. Durante un fugaz encuentro con el Papa en la Plaza de San Pedro, en pocos minutos Romero debió ser muy concreto: ‘Miles de salvadoreños son torturados y asesinados por el poder militar’. Como respuesta Romero escuchó: ‘No exagere, señor Arzobispo. ¡Ustedes deben entenderse con el gobierno! Un buen cristiano no le crea problemas a la autoridad. La Iglesia quiere paz y armonía’.