Para estos días ya próximos de Semana Santa, verán el «Soneto a Cristo crucificado», poesía religiosa española siglo xvi de autor desconocido, tal vez formara parte de «Rimas sacras» de Lope de Vega.
Autor y lector rezan así una sentida oración mirando a Cristo delante y puesto en cruz, conmovidos ante tanto dolor y confesando su admiración, preguntándose cómo corresponder, qué hacer a cambio de tanto amor.
Así sucederá estos días cuando el trono que lleva a Cristo al Calvario detenga en nuestras calles su paso y su mirada.
«No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.»
___
* Imagen: «Crucifixión», fragmento, Fra Angélico (+1455). El rostro de Cristo que mira apenado y complacido a quienes permanecen fieles al pie de la cruz.
Vean «Soneto a Cristo crucificado», cantado por Ximena Gray.
Pingback: Pasión en verso | n i c o d e m o
Pingback: Ejercicios, al Cristo crucificado | nicodemoblog