Recibí días atrás esta pequeña historia que les pongo aquí, sin saber si es ya conocida. En verdad que es desconcertante, hace pensar. Uno no sabe bien qué decir, solo comprender. Cierto que el amor tiene varias caras, mas el de verdad se mantiene firme, a toda prueba, no falla nunca ni guarda nada para sí. Reconforta creer en el buen amor, siempre.
«Había una chica que odiaba por ser ciega. Odiaba a todos, excepto a su novio amoroso. Él siempre estaba allí para ella. Un día ella le dijo a su novio: ‘Si solo pudiera ver el mundo, me casaría contigo.’ Un día, alguien donó un par de ojos para ella.
– Cuando por fin retiraron el vendaje de sus ojos, fue capaz de verlo todo, incluyendo a su novio. Él le preguntó: ‘¿Ahora que ya puedes ver el mundo, ¿quieres casarte conmigo?’ La niña miró a su novio y vio que era ciego. La apariencia de sus párpados cerrados la impresionó. Ella no se lo esperaba así. La idea de mirarlo el resto de su vida así la llevó a negarse a casarse con él.
– Su novio la dejó en lágrimas y días más tarde escribió una nota a ella diciendo: ‘Cuida bien de tus ojos, mi amor, porque antes de ser tuyos, fueron míos’».