Me conmovió y a otros la carta que reproduzco hoy en el blog, que algunos conocerán. Es de justicia reconocer lo amable y también lo triste de la historia, corriente pero que golpea la conciencia y hiere al corazón.
La soledad, el abandono de nuestros mayores, su simpatía y paciencia a veces, esperando un final desde sus 12 m2, un final que se alarga, mas con poco cariño y este demasiado intermitente. Dejaré su escrito en el anonimato, como el lugar donde fue localizado. Poco importa.
«Esta carta representa el balance de mi vida. Tengo 82 años, 4 hijos, 11 nietos, 2 bisnietos y una habitación de 12 m2. Ya no tengo mi casa ni mis cosas queridas, pero sí quien me arregla la habitación, me hace la comida y la cama, me toma la tensión y me pesa. Ya no tengo las risas de mis nietos, el verlos crecer, abrazarse y pelearse; algunos vienen a verme cada 15 días; otros, cada tres o cuatro meses; otros, nunca. Ya no hago croquetas ni huevos rellenos ni rulos de carne picada ni punto ni crochet. Aún tengo pasatiempos para hacer y sudokus que entretienen algo. No sé cuánto me quedará, pero debo acostumbrarme a esta soledad; voy a terapia ocupacional y ayudo en lo que puedo a quienes están peor que yo, aunque no quiero intimar demasiado, desaparecen con frecuencia. Dicen que la vida se alarga cada vez más. ¿Para qué? Cuando estoy sola, puedo mirar las fotos de mi familia y algunos recuerdos de casa que me he traído. Y eso es todo. Espero que las próximas generaciones vean que la familia se forma para tener un mañana (con los hijos) y pagar a nuestros padres por el tiempo que nos regalaron al criarnos.»
Por mi parte fue todo. Solo quise ser trasmisor del testimonio, del suave lamento y la tenue queja. Deberemos guardar amor hasta el final, para darlo siempre sin condiciones, y también para recibirlo con mirada sonriente y agradecida, sin palabras. Hasta luego.
(Imagen: Nicoletta Tomas, ‘Alégrame el día’)
= 1 de octubre, Día Internacional de las Personas de Edad, dedicado en 2016 a concienciar contra la discriminación de las personas mayores: «Celebremos este Día Internacional trabajando para permitir que estas personas alcancen su pleno potencial, cumpliendo nuestra promesa de construir una vida de dignidad y derechos humanos para todos», Secretario Gral de la ONU, Ban Ki-moon.
Muy triste, pero real, la deshumanización se ha instalado de forma permanente y tiene más importancia cazar pokemons que cuidar a quien nos lo ha dado todo, triste realidad la que tu nos has recordado, un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario. Recogemos lo que sembramos. A los pequeños en casa y escuela, examinarlos de amor concreto, además de matemáticas… Suerte y ánimo.
gracias
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