Padre nuestro / ¿dónde está Dios?

Desde siempre surgió la pregunta sobre Dios, quién es y cómo es. Difícil saberlo de primera mano. Los filósofos y teólogos de las religiones hicieron su esfuerzo por definir el ser y por expresar el parecer de Dios.

    – Quedará todavía abierta la cuestión de difícil respuesta, por el dolor y el sufrimiento injusto de tantos inocentes, ¿Dónde está Dios?

En algunas religiones será el mismo Dios quien quiso darse a conocer por sus profetas y enviados, inspirando, iluminando y revelando sus planes y mandatos.

    «En diversas ocasiones Dios habló por los profetas. En este tiempo habló por medio de su Hijo Jesucristo, reflejo de la gloria de Dios, impronta de su ser, señor del universo» (Hebreos c.1)

El texto de algunas oraciones nos ayudará a conocer el tono de la relación entre Dios y nosotros: cercanía o distancia, temor o confianza, implicado o indiferente.

El «Padre nuestro» fue comunicado a los discípulos por el mismo Jesús de Nazaret, oración de confianza y abandono del Hijo, sus inquietudes, el mutuo amor y fidelidad.

Muchos fueron los comentarios al Padre nuestro. Vean esta presentación:

Padre nuestro, que estás en el cielo, en el amor y la belleza, en el universo y en cada uno.
Santificado seas, por todo lo bueno en el mundo, por lo justo y honesto en tantas personas.
Que llegue tu Reino, de paz, justicia y verdad; mi mayor interés será hacer tu voluntad.
Te necesitamos, que todos disfruten del pan de la tierra y del pan de vida, tu misma vida.
Perdona, Señor, mis ofensas, también yo perdonaré si me ofenden.
No nos dejes caer en la tentación, en juicios y envidias, de violencia y desesperanza.

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Durante su visita a Auschwitz en 2006, Benedicto XVI se preguntó ¿dónde estaba Dios?

    . . Tras el humo negro de hornos crematorios 1,1 millones de personas quedaron convertidas en ceniza, el azul del cielo se alejaba, y muchos no pudieron seguir creyendo en un ser superior omnipotente y bueno. Algunos confesaron: «La fe me salvó».
    . . En Auschwitz el grito de abandono de Jesús el viernes santo, el silencio de Dios el sábado santo y la sorpresa y abrazo del domingo de resurrección. (Cfr. testimonios de Elie Wiesel, premio Nobel de la paz 1986, superviviente en Auschwitz)

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* Imagen: San José, Parroquia san Josemaría Escrivá, Burgos, España.

-La oración ‘Padre nuestro’, en san Mateo c.6 y en san Lucas c.11.
-Escuchen si gustan este canto, el Padre nuestro con nuevo acento popular:

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Vean también esta pequeña colección de ORACIONES, súplicas, alabanza, agradecimiento a Dios nuestro Padre.

Ven, Espíritu | Pentecostés

«No teman. Yo rogaré al Padre y les enviará un Defensor que permanecerá siempre con ustedes, el Espíritu de Verdad. No los dejaré huérfanos, volveré», san Juan c.14.

Por el PENTECOSTÉS pensé ponerles aquí unas súplicas, reconociendo carencias y pidiendo ayuda. Recordarán que el Espíritu santo lo prometió JESÚS de Nazaret resucitado antes de marchar al cielo.

La tarea del Espíritu será de cuidar la continuidad del Evangelio, refrescar la memoria de Jesús, ser fuente de paz, de amor y fraternidad. No será algo exterior o ajeno, sino íntimo y personal. Deberemos desear y pedir: ¡VEN, ESPÍRITU SANTO!

También leí que algunos sabios dijeron que el Espíritu santo fue Alma de Cristo y Alma de la Iglesia, también que será como el Alma de nuestra propia alma, semilla de vida eterna.

RENUÉVANOS POR DENTRO

+ Aprendimos a vivir sin interioridad, sin lo mejor de cada uno, para el bienestar… Ven, Espíritu Santo, líbrame del vacío interior.

+ No podremos vivir sin raíces, sin metas, sin saber qué queremos ni a dónde vamos… Ven, Espíritu Santo, ilumina nuestra desorientación.

+ Escépticos, frágiles e inseguros, nos cuesta hallar sosiego y la verdadera paz… Ven, Espíritu Santo, quítanos la impaciencia y oscuridad.

+ Queremos ser libres, independientes; sentimos soledad, necesidad de amar y ser amados… Ven, Espíritu Santo, enséñame a amar.

+ Sin apenas sitio para el Misterio; llenos de ruidos por dentro, cómo notar su voz, su presencia… Ven, Espíritu Santo, cuida mi fe.

(Imagen: Manos orantes, A. Durero, 1508)

Jesús nos dirá hoy a discípulos y discípulas: ‘Reciban Espíritu Santo, aliento divino que da vida. Él sostendrá sus vidas y alentará su débil fe, él renovará por dentro su frágil ser’.

«Llama profunda,
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva».

(Himno liturgia)

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De la acción del Espíritu santo en el creyente, se hablará de carismas, de dones y frutos. Verán aquí una breve presentación de los «Dones del Espíritu santo».

Vean también en comentario meditación de San Juan Pablo II sobre el Espíritu Santo, en la Trinidad y en nuestros corazones.

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«Ven Espíritu», canción oración del grupo universitario chileno ‘Canto católico’, desde la Basílica del Salvador de Santiago de Chile, monumento nacional en proceso de restauración.

Las manos de Cristo, la Pascua

    «Los discípulos estaban con las puertas cerradas por miedo. Llegó Jesús y les dijo: la Paz con ustedes. Y les mostró las manos y el costado», san Juan c.20.

«Al tercer día resucitó», dirá el Credo cristiano. El canto de pascua con sus versos invitará a poner la mirada en las manos del crucificado: «Miren las señales de los clavos en mis manos; soy yo, no teman».

Y ante la incredulidad de santo Tomás, el resucitado dirá: «Trae tu dedo aquí y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado».

El poema que verán fue confesión de fe y amistad, pues la cruz no interrumpe la relación, ni el aparente fracaso limitará la tarea de anunciar la Buena Noticia.

    «Y en esto entró Jesús, se puso en medio,
    Soy yo, dijo a los suyos, vean mis manos;
    serán siempre señal para creer,
    la verdad del Señor resucitado.

    Las manos de la Pascua lucirán
    las joyas de la sangre y de los clavos,
    alianzas de amistad inigualable,
    quilates de un amor que se ha entregado.

    Esas manos pascuales lucharán
    para dar libertad a los esclavos,
    proteger a los débiles, caídos,
    construir la ciudad de los hermanos.

    Oh Señor de las manos traspasadas,
    Señor del dolor resucitado,
    pon tus manos heridas en las mías,
    que te cure del dolor en otras manos».

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Les pondré aquí también los versos ‘Las manos’ de Miguel de Unamuno, viendo al ‘Cristo crucificado’ de Velázquez.

Tus manos, las que abrieron a los ciegos
los ojos, los oídos a los sordos;
las que a la hija de Jairo levantaron;
las que en toque de amor como una brisa
de los niños las sueltas cabelleras
acariciaron; las que repartieron
en tu cena nupcial al despedirte
tu pan que era tu cuerpo, hoy son dos fuentes
que manan sangre. Cae sobre los ojos
de los que ven; cae sobre los oídos
de los que oyen; sobre los cabellos
de los niños también. Y llueve sangre
de las manos del Cristo taladradas
a tierra que fue manos pedigüeñas
antaño y aún a Dios se alzan pidiendo
que les devuelva pordiosera vida.
¡Y con ellas apuñas sendos clavos
manejando los remos de tu cruz!

–El Cristo de Velázquez, III,20

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El Papa Francisco en la homilía de la Misa funeral por Joseph Ratzinger, Papa emérito Benedicto xvi:

– ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’. Últimas palabras que el Señor pronunció en la cruz; así  fue toda su vida: un continuo entregarse en las manos de su Padre. Manos de perdón y de compasión, de curación y de misericordia, manos de unción y bendición que lo impulsaron a entregarse también en las manos de sus hermanos.

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* Dibujo, Rostro de Cristo, fragmento, K. Argüello.

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W.A. Mozart – Coronation Mass – Gloria  – The English Concert

La vida eterna, una promesa

– Como el esposo se retrasó, todas quedaron dormidas. A medianoche se oyó: Ya viene el esposo, salgan a su encuentro.
– Jesús añadió: Estén prevenidos, pues no saben el día ni la hora
.

A . Pidieron una reflexión sobre la vida eterna. Creyentes y no creyentes utilizarán un lenguaje oscuro: el más allá, la ciudad futura, el cielo o el paraíso, la vida eterna.

Será tiempo de paradojas y relatos fragmentarios, apenas nada del después. El creyente sí sabe, porque cree y espera, será su apuesta. Si solo buscó comprender pudo perderse, bastará tener fe y amar:

– Yo vine a este mundo para que todo el que crea en mí tenga vida eterna.

B . Importará vivir el presente en justicia y en verdad, dejando el después al Señor de la Casa. Le gustará saber cómo traté los asuntos y las personas, pues en el aquí y ahora se ocultó el tesoro del después.

El pan de la misericordia, Safet Zec, 1943

. . La Vida eterna no será una conquista por méritos ni un derecho a exigir, ni una quimera.
. . La Vida eterna fue promesa, ‘Hoy estarás conmigo en el paraíso’, un regalo a agradecer, invitación a una fiesta.
. . Por la fe, Abraham salió sin saber a dónde iba.
. . Conduciré a los ciegos por un camino que desconocen.
. . A lo lejos la Tierra prometida, peregrinos a un territorio desconocido.

C . El misterio último de la vida es Alguien que nos espera, acoge y perdona. La Vida eterna es Dios mismo, su Vida compartida desde la fuente de donde mana el Amor que no se agota. Morir será nacer de nuevo.

Será regresar al fin a la Casa del Padre, calmar la propia sed y enjugar las lágrimas, calmar también del Padre su espera y abrazarse fuerte, pasar al banquete preparado, vestir el mejor traje, recibir todo de su mano, caliente el pan y el mejor vino.

– Felices los sirvientes a los que el patrón encuentre velando a su llegada, sus lámparas encendidas. Él mismo los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirles.

Esta fue en síntesis la promesa y su fundamento divino:

– Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. (san Juan c.17)

– Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. (Romanos c.10)
– Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales. (Romanos c.8)

Verán en comentario un texto hermoso de San Agustín, el Señor nos invita a su mesa.

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Les recordaré las palabras del Cardenal Carlos Martini meses antes de morir:

«La edad y la enfermedad me envían una clara señal de que es hora de apartarse de las cosas de la Tierra para prepararme a la próxima llegada del Reino».

Y unos versos, propia confesión de enigmas y certezas:

SUEÑOS

Si la vida es vida
razones, besos
emociones, sueños
cuántos…

Si la muerte es muerte
razones, besos
sueños y emociones
dónde…

La vida muerte
es eternidad menuda
la muerte vida
será eternidad divina.

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Tal vez una notas musicales nos ayuden a esperar y adorar el Misterio: «Largo» from the opera Xerxes by G.F. Handel.

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Les invito a releer la Homilía del Papa Francisco en la Misa exequial por el Papa emérito Benedicto, el día 5 de Enero de 2023 en la Plaza de san Pedro. El Papa Francisco nos exhorta a creer en la misericordia y esperar siempre en Dios Padre nuestro.

Alegría, la Navidad

En la pasada Navidad me llegaron algunas reflexiones que corresponde compartir. Afectarán tal vez a nuestras viejas ideas sobre Dios que reflotaron en el subconsciente, cuando las creímos ya olvidadas.

Fuimos invitados a la fiesta de la llegada de un Dios amigo. Nuestra vida, a veces apagada y triste, recibió la invitación a la alegría, ‘No puede haber tristeza cuando nace la vida’.

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En el Evangelio los sencillos disfrutaron la alegría verdadera, abiertos a la cercanía de Dios, atraídos por su ternura. Una alegría liberadora, curativa de miedos y desconfianzas.

– ¿Cómo temer a un Dios que se nos acerca como niño? ¿Cómo huir ante quien se nos ofrece como un pequeño frágil e indefenso?
– Dios no ha venido armado de poder para imponerse, sino que llega con la ternura de un niño a quien podemos hacer sonreír o llorar.
– Dios no puede ser el todopoderoso de las viejas oraciones, encerrado en la seriedad y el misterio de un mundo inaccesible.
– Dios será este niño entregado cariñosamente a la humanidad, un pequeño que busca nuestra mirada para alegrarnos con su sonrisa.

El hecho de que Dios se haya hecho niño, dice mucho más de cómo es Dios que todas nuestras cavilaciones sobre su misterio. En silencio ante un niño acogeremos la cercanía y ternura de Dios, una alegría diferente, un Dios a descubrir.

– Habré de mantenerme vigilante ante la tentación del temor o la desesperanza, que la tristeza no apague la luz de la vida, patrimonio compartido por Dios con nosotros. 

Campo de minas

Yacen en lo hondo de uno mismo,
a veces libres, y otras bajo llave,
un tumulto de miedos y desánimos
sin razón, sin objeto, sin gobierno.

Pequeños dictadores del ocaso,
eternos asesinos de esperanza.
Metiendo en la mortaja nuestros sueños,
nos dejan paralíticos y cojos.

Viven y conviven entre ellos,
inmunes a su aliento y su fragancia,
burbujas de alegría y de entusiasmo
que curan, que acarician, que levantan.

Se expanden por el alma sin retraso,
asomando el devenir del infinito,
poniendo al corazón ruedas y alas.
La vida, en ellas, cobra su sentido.

Dame, Señor Jesús, instinto de discernimiento.
Sujeta mis miedos, recorta mis desánimos.
Devuelve a mi alegría y entusiasmo
la fuerza y la energía de tu resurrección.

(Seve Lázaro)

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Orar con Nicodemo -2 / la Paz

La primera generación cristiana pensó en el retorno casi inmediato de Jesús el Señor resucitado, lleno de vida. No fue así. Poco a poco, sus seguidores debieron disponerse para una larga espera. ¿Cómo mantener vivo el espíritu de los comienzos? ¿Cómo alimentar la fe sin dejar que se apague? . . Vean nuevos papeles de oración de Nicodemo, fariseo y luego discípulo, que fue de noche a interesarse por Jesús de Nazaret. Lo veremos todavía en la noche compartiendo la incertidumbre y desolación de los discípulos más cercanos al Señor. A pesar del testimonio del resucitado y de otros testigos, las dudas continúan.

La fragilidad de la razón y la dureza de corazón no fueron superadas. Urge abrir puertas y ventanas del corazón y de la propia casa. Los discípulos pasadas las semanas desearán alcanzar ya un nuevo modo de verlo todo, levantando el vuelo al viento del Espíritu divino, mas sin perder de vista la vida nuestra de cada día… Deberán atreverse a lo imposible. Nicodemo ya anciano nacerá hombre nuevo, valiente y decidido. Así oró esta vez el discípulo de la última hora.

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¡PAZ A USTEDES!

«Como fue escrito: «Al llegar la noche del día primero de la semana, los discípulos se reunieron con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús entró y saludó diciendo: ¡PAZ a ustedes!». Pasados los días y las semanas, en otra noche cerrada, yo mismo Nicodemo supliqué así a Jesús resucitado: Entra tú, Señor, aunque encuentres cerrada la puerta, entra sin llamar y danos tu paz. Despierta con tu palabra resucitadora PAZ, nuestra esperanza adormecida y temblorosa. Señor, muchos te seguimos dispuestos a todo, en los trabajos que tú nos pidas, pero nos vemos cansados, sin fuerzas y con miedo, nos hallarás todavía atemorizados, encerrados en nosotros mismos, en nuestros templos y en nuestras casas.

El Reino de Dios no llega, mas Tú nos dices: ¡No teman, ábranse al mundo! Tus discípulos más valientes sintieron temor: miedo al ridículo y a la ineficacia, miedo al rechazo y el juicio, miedo incluso a la cárcel y la muerte. Tú nos lo anunciaste “el mundo los odiará”. Muchos sin embargo, enviados por ti en este tiempo difícil, optaron por abrir sus corazones, abriéndose al mundo, anunciando tu evangelio a la gente. Nada pudo detener ya su camino ni su tarea, ni la amenaza de suplicio ni la muerte. Hombres libres, fuertes, amando sin fronteras, entregados en ayuda de gente desvalida, siguiendo Señor tu ejemplo. ¡Varones y mujeres fuertes, vengan en nuestra ayuda! Entra tú, Señor, si encuentras cerrada la puerta, entra sin llamar y danos tu paz. Despierta con tu palabra resucitadora PAZ nuestra esperanza adormecida y temblorosa.

Tú nos dices: ¡No teman, ábranse al mundo! Es la Buena Noticia ¡Cristo vive! Seguirte a ti, Señor, resulta arriesgado. Pero cómo dejarte, cómo desandar todo un camino de amistad y de fe contigo y con otras gentes, a dónde iremos si te dejamos. Muchas personas confían en ti y también en nosotros, no les defraudaremos. Te queremos, Señor, amigo nuestro. Aleja de nosotros toda inquietud, sabemos que tú estarás siempre con nosotros, a nuestro lado, dulce compañía en este camino nuestro de cada día, sabemos que tú vives nueva vida para siempre. Comparte con nosotros Señor tu misma vida, tu alegría, tu Espíritu Santo, tu amor divino. Tu Reino llegará y nuestra suerte cambiará, ¡Varones y mujeres fuertes, vengan en nuestra ayuda! Entra tú, Señor, aunque encuentres cerradas mis puertas, entra sin llamar y dame tu paz. Despierta con tu palabra resucitadora PAZ nuestra esperanza adormecida y temblorosa. Adiós, Señor, hasta otro día.»

(Dibujo: Rembrandt, Nicodemo con Jesús)

Resurrección, la presencia

    – Dijo Jesús: ‘Por mi parte, les prometo que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo’. /san Mateo c.28

Todavía en terreno de ausencias y de muerte, llegó la ocasión de levantar la vista y traer al blog algún canto o poema de aire sencillo y piadoso, testimonio de la PASCUA, paso de la muerte a la vida, celebrando la resurrección.

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    – Será nuestro modo de evocar aquí la discreta presencia y el trabajo incesante de Jesús con nosotros, por todos nosotros.

Para el creyente Jesús es el SEÑOR que abraza y engrandece sin límites todo espacio y todo tiempo. Él puso punto y final a las sombras de dolor y llanto, en Él está nuestra esperanza y la promesa, llamarada de amor que brillará para siempre.

    «¡Qué alegre es tu presencia,
    Señor resucitado,
    cuando la fe te encuentra
    porque te fue buscando!

    La fe es la Magdalena
    que te busca entre llantos.

    Mi aleluya hoy se eleva
    y vuela de mis labios,
    tejiendo con sus vuelos
    tapiz de alegres salmos.
    Tu paz y tu alegría
    -Señor resucitado-
    ponen alas y ritmo
    a mi fe y a mi canto».

    –JL Mtez González

«Sin haberlo visto, lo aman, y sin contemplarlo todavía, creen en él, y se alegran con gozo indecible y radiante, alcanzando así la meta de su fe: la salvación personal.» (san Pedro c.1)
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Vean la oda ‘A la Ascensión’, poema de Fray Luis de León. Fray Luis fue preso de la Inquisición española por traducir al castellano el libro de amor de la Biblia «El Cantar de los cantares».

En estos versos de Fray Luis hallarán asímismo nostalgia e incertidumbre, cariño e interrogantes por la ausencia de Jesús a los ojos de sus amados discípulos:

    ¿Y dejas, Pastor santo,
    tu grey en este valle hondo, escuro,
    con soledad y llanto,
    y tú, rompiendo el puro
    aire, te vas al inmortal seguro?

    Los antes bienhadados
    y los agora tristes y afligidos,
    ¡a tus pechos criados,
    de Ti desposeídos,
    ¿a dó convertirán ya sus sentidos?

    ¿Qué mirarán los ojos
    que vieron de tu rostro la hermosura,
    que no les sea enojos?
    Quien oyó tu dulzura
    ¿qué no tendrá por sordo y desventura?

    Aqueste mar turbado
    ¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto
    al viento fiero, airado?
    Estando tú encubierto,
    ¿qué norte guiará la nave al puerto?

    ¡Ay!, nube envidiosa
    aun deste breve gozo, ¿qué te aquejas?
    ¿Dó vuelas presurosa?
    ¡Cuán rica tú te alejas!
    ¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas!

Cómo es Dios


A ti que buscas conocer a Dios
, te pondré aquí este apunte de religión, fruto de alguna lectura. En los evangelios me llamaron la atención unas enigmáticas palabras de San Juan el discípulo amado:

    – A Dios nadie lo vió jamás
    – Ustedes no conocen a Dios, solo buscan su propia gloria
    – Yo les explicaré quién es Dios, yo se lo daré a conocer
    – Solo el que ama conocerá a Dios, porque Él es amor.

Así fue el pensamiento de Jesús de Nazaret, contado por quienes lo conocieron bien. Más que saber de Dios, interesará conocer su relación con nosotros, su implicación en el presente y el futuro de la humanidad. Saber si pudiera iluminar nuestro destino final incierto, más allá de la muerte biológica. Fue una inquietud de siempre para todos, creyentes o no. Vean esta opinión:

    «La postura más extendida hoy consiste en desentenderse de la cuestión de Dios. Muchos de los que se llaman agnósticos son, en realidad, personas que no buscan. Les resulta indiferente que Dios exista o no exista. Les da igual que la vida termine aquí o no. Bastará con ‘dejarse vivir’, sin ahondar en el misterio del mundo y de la vida» (J.A. Pagola).

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¿Cómo es Dios? Pondré aquí unas afirmaciones que leí tiempo atrás, moviendo de lugar viejas ideas sobre lo humano y lo divino, a la vista entonces de un pequeño Belén navideño:

= Dios es sencillo, cercano de las personas humildes, lejos de aquellos cuyo esfuerzo está obsesivamente dirigido a tener siempre más.

= Dios es gratuito, será comprendido más fácilmente por el pueblo sin recursos que por aquellos que piensan poder adquirirlo todo con dinero.

= Dios es bueno, lo entenderán mejor los que en verdad se quieren y ayudan como hermanos; más difícil será para los que viven egoístamente, estrujándole a la vida toda felicidad.

En la Biblia podrán leer esta reconfortante descripción del modo de ser de Dios, apostando por ubicar a Dios en el origen del origen de todo, también en nuestro tramo intermedio de ahora, y en el fin del final de todo:

    «Señor, el mundo entero es ante ti como grano de arena en la balanza, como gota de rocío mañanero. Te compadeces de todos, cierras los ojos a los pecados, para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho. ¿Cómo subsistirán las cosas, si tú no lo hubieras querido? Señor, amigo de la vida, todo lleva tu soplo incorruptible.. Tú haces para que todos crean en ti», Sabiduría c.11.

Y esta opinión magnífica de San Bernardo en su comentario al Cantar de los cantares:

«El Apóstol Pablo dice: “Lo que algunos tienen es ignorancia de Dios” (1 Co 15, 34). Algunos no quieren convertirse a Dios porque imaginan a Dios solemne y severo cuando es todo suavidad; ellos lo imaginan duro e implacable cuando es todo misericordia; creen que es violento y terrible cuando es adorable. Así el impío se engaña a sí mismo y se fabrica un ídolo en vez de conocer a Dios tal cual es.»

(Vean sobre el tema nuestra entrada «Secretos de Dios»)

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No hay paredes – Jesús Adrián Romero – México

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Más motivos para ser felices, evangelio

Recordarán la oferta de felicidad que hay en los Evangelios, las conocidas ‘Bienaventuranzas’. En esta fiesta de agosto, les pondré más motivos de felicidad, también del evangelio.

Jesús de Nazaret quiso animar a quienes siguieron sus pasos, si los vio cansados y desanimados por las muchas dificultades. Vean.

1 – «María, serás dichosa por haber creído que se cumplirá lo que te dijo el Señor» Lucas c.1. Fue la felicidad de la madre de Jesús, la creyente, llamada la primera a colaborar con la llegada del Reino de Dios, «Mi alma se alegra y cantará las misericordias del Señor».

lit-Alegría_42 – «Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica» Lucas c.11. La doctrina es atractiva y el mensaje novedoso, mas lo importante será transformar la vida de las personas y la vida en general.

3 – «Feliz tú, Simón, porque mi Padre te concedió creer en mí» Mateo c.16. La felicidad que brota de haber conocido a Jesús. Fue el caso de algunos discípulos, aunque después lo negaron. La fe en Cristo como regalo de Dios a los sencillos de corazón.

4 – «¡Felices aquellos que me aceptan y no me malinterpretan!» Mateo c.11. Críticas y malentendidos sobre la persona y la actividad de Jesús. Él mostró hechos: Miren los ciegos y los paralíticos curados, los leprosos limpios, y la Buena Noticia anunciada a los más pobres.

5 – «¡Feliz serás tú si sientas a tu mesa a los pobres y los hambrientos, a los lisiados y los ciegos!» Lucas c.14. Invitación a la misericordia y a buscar la recompensa que solo Dios dará a los generosos y desprendidos: «Vengan benditos que me dieron de comer, entren en el Reino».

6 – «Ustedes serán felices si hacen lo mismo que yo hice, el Señor y el Maestro que les lavó los pies» Juan c.13. El servidor pide a los discípulos la imitación, no la búsqueda del poder y la gloria personal, sino la entrega de la vida en servicio a los hermanos necesitados de amparo.

7 – «¡Felices los que crean sin haber visto!» Juan c.20. Respuesta de Jesús resucitado a las exigencias de santo Tomás, él quería ver para creer. Hay que fiarse de Dios, fiarse del testimonio fraterno y hacer la propia experiencia: «¡Señor mío y Dios mío!».
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Vean la entrada «Las 8 bienaventuranzas de Cristo»
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Qué es morir -2 / san Agustín

    «Dios resucitó a Cristo de entre los muertos y lo sentó a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos» (Efesios c.1)

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Unos amigos oyeron leer en el curso de un funeral el texto que verán atribuido a san Agustín, sobre la muerte y la vida. La gente quedó impresionada.

Ingenuo pero bello, rebosante de fe y amistad. Desconocido para algunos, para otros ya oído. Pensé ponerlo aquí resumido, confío les guste y ayude.

    «La muerte no es nada, solo pasé a la habitación de al lado. Dénme el nombre que siempre me dieron. Hablen de mí como siempre lo hicieron. No tomen un aire solemne y triste.
    . . Recen, sonrían, piensen en mí. La vida es lo que siempre fue. El hilo no se cortó. ¿Por qué quedaré yo fuera de su mente, porque estoy fuera de su vista? No lloren si me amaron.
    . . Cuando la muerte venga a romper sus ligaduras, y cuando un día su alma venga a este cielo, volverán a ver a aquel que los amó y siempre los ama, su corazón con sus ternuras purificadas.
    . . Volverán a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando juntos por los senderos nuevos de la luz y de la vida»
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Recordarán la larga búsqueda de San Agustín, supuesto autor del texto, hasta encontrar la fe y con ella sus certezas y gran confianza. Algo de ese amoroso hallazgo quiso expresar Pedro de Espinosa con sus versos:

    «Ven; no por mí, por tu piedad te llamo;
    que, como ausente tórtola
    en seco estéril ramo,
    con mi llanto granjeo y solicito
    la dulce vista del esposo ausente,
    o cual herido ciervo que a la fuente
    corre y desea en el calor estivo
    las vivas aguas con aliento vivo,
    así mi alma, con afecto ardiente,
    desea de hallarte.

    Tarde he venido a amarte;
    tarde te conocí; tarde he llegado.
    ¡Triste del tiempo triste que he tardado,
    mi Dios, sin conocerte, pues estabas
    dentro de mí, y de fuera andaba errado,
    buscándote en las cosas!
    Mas ninguna a pedirte me acobarde
    que no me dejes, aunque vengo tarde»

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* San Agustín, Obispo de Hipona, Annaba, Argelia, (354-430), escribió sus propias «Confesiones».

-Pedro de Espinosa, Antequera, España, (1578-1650)
-También nuestro post «Qué es morir/ poesía»
-Podrán ver aquí la película «San Agustín» (2010)