Con el paso del tiempo y el silencio de los medios no habremos de olvidar el cruel castigo de la pena de muerte, presente aún en muchos estados del mundo. Unos ejecutan con publicidad y otros casi a escondidas, ni sirve ya la falaz razón de la ejemplaridad, bastará la más pura y dura venganza social o una limpieza étnica camuflada.
Pudimos leer el testimonio reciente de Allen Ault, de su experiencia como supervisor de ejecuciones en el estado de Georgia, Estados Unidos, siendo Comisionado de correccionales.
– «Es la forma más premeditada de asesinato que uno se pueda imaginar, y se queda en la psique para siempre».
Cuenta Allen Ault aquellas terribles e imborrables palabras de un joven asesino ya arrepentido tras 17 años en el corredor de la muerte: ‘¡Perdóneme, por favor!’.
Ault es en la actualidad un activista importante contra la práctica de la pena de muerte en Estados Unidos, y rechaza la idea de que la ejecución tenga un efecto disuasivo significativo.
Un puñado de antiguos guardas del corredor de la muerte y directores de correccionales se han unido a su campaña contra la pena de muerte. Su mensaje tendrá eco. Unos 28 estados de USA tienen declarada su oposición a la pena capital. Una mayoría de población la considera todavía un castigo ejemplar.
– La Asamblea ONU pidió una moratoria mundial, que los estados miembros suspendan las ejecuciones. China, Irán, Irak, EE.UU, Arabia Saudí entre los mayores ejecutores de penas.
– Un último informe denuncia que las ejecuciones aumentaron en 2013 un 15% en todo el mundo, de 662 a 778, sin contar los miles ejecutados en secreto en China.
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* Testimonio resumido de BBC
* Ver también «PdeMuerte todavía».
Con ocasión de la terrible crueldad sufrida días atrás por CLAYTON LOCKETT durante los 43 minutos que precedieron a su muerte en una prisión de OKLAHOMA, pude leer hoy mismo en un medio de comunicación estas palabras, que sirvan desde ‘nicodemoblog’ para manifestar nuestro dolor, indignación y protesta contra la PENA DE MUERTE en todas sus formas:
«El asesinato legal es una rémora moral y un anacronismo impropio de sociedades evolucionadas y gobernadas por el derecho. Es decir, un método incompatible con lo que entendemos por civilización.»