En una reflexión sobre psicoanálisis y neurociencia, a propósito de la naturaleza de la conciencia humana, leí algo que iluminó el deseo de conocernos mejor y conocer más lo que mueve o bloquea nuestro ser en libertad, nuestros deseos y necesidades. Les diré que me llevó a recordar el interés de los llamados ‘pecados capitales’.
El profesor J. Panksepp, de la Washington St. Univ, habló de los distintos ‘barrios’ o regiones de nuestro cerebro, donde habremos de lidiar con los diferentes y a veces contrapuestos impulsos y deseos. Más en concreto:
«Estos son los siete instintos primarios ahora mismo bien localizados en nuestra actividad cerebral: la curiosidad, la ira, el miedo, la lujuria, el juego, el duelo y la ansiedad.»
- Por mi parte incluiré entremezclados otros sentimientos y motivos, presentes en nuestras sociedades, como la venganza, el amor y la violencia, la avaricia y vanidad, el altruismo. A veces ocurre que el amor se transfigura en odio, o la venganza en compasión.
Sigmund Freud ya intuyó dos impulsos biológicos, la agresividad y el sexo, como dos grandes avenidas que recorren nuestro cerebro. No estuvo descaminado, aunque le faltara callejero por recorrer hasta llegar a la compleja naturaleza de nuestras más hondas necesidades.
- Los discípulos mayores de Freud sí presentaron una visión más amplia de la persona y de su experiencia: la cultura, el arte, la religión y demás creaciones espirituales de la humanidad. Algo más que pura biología.
Jaak Panksepp (+2017), biólogo que acuñó el término de ‘neurociencia afectiva’, la rama científica que estudia los mecanismos neuronales de las emociones.
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-Dibujo: Emociones, Getty Images.
-Vean nuestra entrada «Pecados capitales».
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Desde un plano más poético, sencillo y familiar, me llegó este poema de la venezolana Dhiaga Cosaint, su punto de vista positivo, aprendizaje para el bien deseado.