Todavía un apunte sobre san Juan de la Cruz. Se buscó entender su mística y poesía desde la experiencia afectiva nuestra, pues en casi todo lo divino, lo humano será la referencia.
La experiencia descrita en el poema ‘El pastorcico’ fue en parte equivalente al ‘Cántico espiritual’: la tristeza por la ausencia del amado/a, el abandono inesperado, el dolor por la lejanía y olvido nuestro, la búsqueda y espera infinitas del pastor.
Su soledad y pena durarán, mas el amor herido sanará, siendo al fin desde el árbol de la cruz amor eterno.
«Un pastorcico solo está penando
ajeno de placer y de contento
y en su pastora puesto el pensamiento
y el pecho del amor muy lastimado.
No llora por haberle amor llagado
que no le pena verse así afligido
aunque en el corazón está herido
mas llora por pensar que está olvidado.
Que sólo de pensar que está olvidado
de su bella pastora con gran pena
se deja maltratar en tierra ajena
el pecho del amor muy lastimado.
Y dice el pastorcico: ¡Ay desdichado
de aquel que de mi amor ha hecho ausencia
y no quiere gozar la mi presencia
y el pecho por su amor muy lastimado!
Y al cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol do abrió sus brazos bellos
y muerto se ha quedado asido de ellos
del pecho del amor muy lastimado.»
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«Lleva la cruz abrazada y apenas la sentirás; porque la cruz arrastrada es la cruz que pesa más», dirá una saetilla carmelitana.
Podrán aquí escuchar el canto ‘El pastorcico’, Jesed, México: