Ama ahora / Papa Francisco

Un texto que resumí y me pasaron como atribuído al Papa Francisco, mostrando su admiración por las cosas sencillas, la importancia de lo cotidiano, si en todo pusiéramos amor.

– Dar valor a las cosas pequeñas de cada día, viviendo lo habitual con un sentido amoroso y una trascendencia.

– Que vivamos el hoy con gusto y hondura de corazón, sin esperar al mañana, que como todo lo humano será pasajero.

= Esta vida se irá rápido, no critiques ni te quejes tanto. No pierdas el sueño por las cuentas. No dejes de besar a tus hijos y a tu pareja.

= ¿Por qué no hoy? Ama ahora ¿Por qué no orar ahora? ¿Por qué no perdonar ahora?

= Si esperas para más adelante, otro día, un año más, cuando llegue el amor, cuando todo sea perfecto.

= Los humanos no pudimos lograr lo perfecto, fue solo una oportunidad de aprendizaje. Toma este tiempo de prueba y hazlo ahora.

= Ama más, perdona más, abraza más, vive más intensamente, y dejarás el resto en las manos de Dios.

Así recordé del Evangelio de san Mateo c.6:

«No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni con qué se van a vestir. Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni guardan en graneros, el Padre del cielo los alimenta. ¿No valen ustedes más que ellos? Busquen el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; a cada día le basta su aflicción».

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-Conocerán el llamado ‘Decálogo de felicidad’, su interés en positivo por cuidar cada ocasión, las relaciones, la familia, la paz.

-Para contemplar y pensar, admirar y agradecer, vean este lindo repaso de texto e imágenes, «El tesoro de la vida»:

Reconciliación : el hijo pródigo


Reconciliación, perdón, curación
… Una ocasión para superar distancias y enfrentamientos. No por escapar del conflicto, sino para vencerlo en paz, sin herir, sin revolver en el pasado.

– Reconciliar será escuchar, comprender, olvidar, disculpar.
– Caminar para el encuentro, donde estar a gusto y sin recelos.
– No al camino de pedir cuentas, juicio, condena y venganza.
– El mandato de reconciliación marcó el Evangelio de Jesucristo.

«Si al presentar tu ofrenda recuerdas que tu hermano tiene queja de ti, deja la ofrenda ante el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y después vuelve a llevar tu ofrenda», s Mateo c.5.

¿Justicia humana? ¿Justicia divina?
El Papa Francisco recordó: «La omnipotencia de Dios no es la de la fuerza, sino la del amor y del perdón». La justicia humana será superada al activar un amor que disculpa siempre, un juicio divino donde la compasión será la clave.

. . Yo no vine para juzgar y condenar, sino para salvar.
. . No juzguen, no condenen, y no serán condenados.
. . Amen a sus enemigos, rueguen por ellos.
. . Sean misericordiosos, como el Padre es misericordioso.
. . Si no perdonan de corazón, el Padre no los perdonará.

¿Cómo explicar la decisión divina de hacerse hombre? Al ver pueblos en guerra, tanto sufrimiento, un mundo necesitado de reparación, se dijeron: ‘Haremos redención, reconciliación’.

No vendrá buscando culpables, sino para abrir a todos la puerta. Pondrá amor si hubiera odio, dará vida donde vea muerte, misericordia donde encuentre rechazo, aceite y vino para curar nuestras heridas.

Para terminar verán unos versos del «Canto del siervo» de Isaías. Jesús de Nazaret se ofrecerá solidario y compasivo. como tantos que cargaron sobre sí  el pecado y sufrimiento de otros.

«Despreciado por todos, hombre de dolores, ante quien se vuelve el rostro, no contaba ni hicimos caso de él… Nuestras dolencias y dolores le pesaron, lo creímos castigado y fue por nuestras faltas, por sus llagas fuimos sanados.»
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-Imagen: MVC, Perú.
-Podrán retomar la experiencia del Pródigo en nuestra entrada «El hombre y Dios».

Orar con Nicodemo -4 / Jesús ama siempre

Será tiempo de proseguir las reflexiones y súplicas de Nicodemo, rescatadas del olvido y puestas aquí en estilo apretado. Quiso agradecer a Jesús la capacidad nueva de amar que nota en los discípulos y en sí mismo, antes cobardes y retraídos, ahora valientes y decididos. Nacer de nuevo sí es posible, gracias a ese amor llegado de lo alto que ha rejuvenecido su corazón. Se adivina un modo nuevo de vivir. Todos querrán imitar literalmente la entrega en cruz del Maestro. Durante un buen número de años y en muchos lugares, muchos seguidores y seguidoras del Galileo serán perseguidos y amenazados de muerte, algunos cruelmente maltratados y sacrificados por causa de Jesús y del nuevo camino, y por denunciar la corrupción religiosa y política de su tiempo.

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JESÚS AMA SIEMPRE

«Los discípulos supieron pronto que los dirigentes habían acordado quitar de en medio a Jesús de Nazaret. Judas no fue sino excusa y trampa, pobre discípulo que fue sin duda el primer arrepentido y el primer redimido, en ese momento el último de todos y el más necesitado. Jesús bajó hasta los infiernos, según una antigua tradición, para rescatar a los hijos de Dios expectantes, perdidos, desesperados, entre tanta sombra de muerte. Allá Jesús besó a JUDAS, allá lo tomó de la mano y cargó sobre su espalda, llevándolo al reino de la luz y de la vida. No pudo ser de otro modo para los que conocieron bien al Maestro, como el mismo Judas. «Tan pronto como Judas salió, Jesús dijo: Ahora ha sido glorificado el hijo del hombre y Dios en él. Hijos míos, voy a estar ya muy poco tiempo con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, así como yo los he amado». No resultará fácil en lo concreto AMAR a todos sin distinción ni discriminación, incluyendo a los que nos desprecian. Señor, el nivel de amor que tú nos dejaste es muy alto y exigente. Tú sabes cuánto nos costó perdonar a Judas. El joven discípulo Juan se resistió impaciente a perdonar. Solo pudo recuperar la paz cuando oyó en su interior tus mismas palabras: ¡Amen a todos, como yo los amé! Su deseo primero fue salir ya para abrazar a Judas. En verdad Judas solo encontró la paz junto a ti en el paraíso, gozoso y recuperado.
Conociéndote, ya nadie pudo dudar. Qué pensar y qué hacer de cuantos te despreciaron y maltrataron con tanta crueldad, y de aquellos que hacen ahora la vida imposible a muchos valientes seguidores y seguidoras tuyos. Esta será mi súplica: Jesús, dame a entender que tú me acoges, me amas y me perdonas, para que yo ame, acoja y perdone como tú. Juan el joven discípulo contó de tu modo de ser, que tu amor fue ‘ciego’, pues que solo veías al niño bueno que todos llevamos dentro, fue ciego tu amor porque solo atendió a razones para amar más, que no viste más que el bien olvidando el mal de cada uno. Enséñame, Señor, un amor que no falle nunca. Supimos que el manantial inagotable de donde tú sacas tanto amor es el PADRE. Juan explicó que tú les hablaste siempre del Padre con mucho calor y confianza, les confesaste que el Padre te llenaba continuamente de amor y de atenciones, que estar con Él al atardecer apartaba todos tus temores, y que al amanecer ponía en tu corazón un afán infinito por darte del todo a todos. Cuando los discípulos te veían conmovido hasta las lágrimas por el dolor o la pena de alguna persona, comentaban: ‘Es el Padre’. El viejo Nicodemo nacerá de nuevo si puede imitarte amando sin fin a todos por igual. Adiós, Señor, hasta otro día.»

* Descendimiento de la cruz, Rembrandt, detalle.

Las nuevas bienaventuranzas / la unidad

En Lund, Suecia, el Papa Francisco se reunió días pasados con las Iglesias reformadas por Lutero en su aniversario, enviando un mensaje común de caridad evangélica. Que al menos lo fundamental, el amor fraterno y la misericordia, nos una en un mismo empeño.

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En el acto ecuménico el Papa explicó que las ‘Bienaventuranzas’ del Evangelio son la Carta de identidad del cristiano, que afrontará los dolores y angustias de nuestra época con el espíritu y amor de Jesús.

El Papa presentó seis nuevas bienaventuranzas:

    + Dichosos los que llevan con fe los males que sufren y perdonan.
    + Dichosos los que miran a los ojos a los desamparados mostrando cercanía.
    + Dichosos si reconocen a Dios en cada persona, y que otros lo descubran.
    + Dichosos los que protegen y cuidan la vida, la casa común.
    + Dichosos los que renuncian al propio bienestar por el bien de otros.
    + Dichosos los que rezan y trabajan por la unidad de los cristianos.

Toda ‘bienaventuranza’ será causa de consuelo y felicidad, una ocasión para compartir la satisfacción por el bien hecho, y un granito de arena en la humanidad nueva que Dios sueña, y para la que nos necesita a todos.

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-Las 8 Bienaventuranzas del Sermón de la montaña en san Mateo c.5.
-Conozcan nuestra entrada «Las Bienaventuranzas de Cristo»

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‘Jesucristo Palabra del Padre, ven y danos tu Luz que ya se hace tarde…’

    Jesucristo, Palabra del Padre,
    luz eterna de todo creyente:
    ven y escucha la súplica ardiente,
    ven, Señor, porque ya se hace tarde.

    Cuando el mundo dormía en tinieblas,
    en tu amor tú quisiste ayudarlo
    y trajiste, viniendo a la tierra,
    esa vida que puede salvarlo.

    Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
    que podamos salir a tu encuentro
    y a tu lado vivamos por siempre,
    dando gracias al Padre en el reino.

    –Antonio Alcalde

Orar con Nicodemo -3 / El buen pastor

Corresponde proseguir con estos textos recuperados, largos y apretados, testimonio incontestable de fe y de buena amistad. Hoy nos ofrecen la confesión humilde del seguidor maduro: Nicodemo cambió de maestro y deberá cambiar de ideas, con sus muchas dudas y temores. Con el tiempo habrá de ‘nacer de nuevo’. El discípulo busca hacerse comprender, confiado en la infinita misericordia del Buen pastor que lo ha rescatado.

El texto refleja una buena relación entre Nicodemo y Jesús de Nazaret, a pesar del trato poco frecuente, si creemos la presentación que hizo el discípulo amado en su evangelio. Mas todo pudo ocurrir de otro modo, Jesús mismo siendo el principal catequista de Nicodemo, con frecuentes encuentros. Una mutua simpatía que irá más allá de aquellos oscuros días de la Pasión.

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NUESTRO BUEN PASTOR

«Jesús dijo: ‘Yo soy el buen pastor. Yo conozco mis ovejas y ellas me conocen. El buen pastor da su vida por las ovejas. Mis ovejas reconocen mi voz y me siguen. Yo les doy la vida eterna y nunca perecerán’. Señor, queremos seguirte a ti que eres nuestro PASTOR bueno, sabiendo bien lo que esto significa. Seguirte significa conocerte y amarte, no perderte nunca de vista, hacer camino contigo, ser valiente, imaginar lo que tú quieres hacer y cómo hacerlo a tu estilo. Mucho más no sabemos. Seguirte como ‘oveja’ a ti que eres ‘pastor’, no significa negar la propia libertad ni renunciar a pensar ni a tomar las propias decisiones. Significa ser discípulo, aprender de ti, sentir como tú, saber que tú eres el Maestro y el Señor, que a ti te lo debemos todo, confiar en tus indicaciones. Yo soy persona ya madura, bien formada en la gran Escuela farisea de Jerusalén. Ahora sin embargo yo estoy dando mis primeros pasos en un nuevo camino y necesito dejarme guiar. Quiero seguirte con humildad, apoyado en ti que eres mi fuerza principal. Sé bien que el camino del Evangelio es para personas libres y enamoradas, tú quieres que te sigan personas convencidas. Quiero seguirte en verdad y con todo mi ser. Tú invitas, mas no violentas, a creer en ti y a ser tu discípulo. Tu voluntad será que te siga con otras personas, en comunidad, contigo, juntos en amistad y fraternidad. A veces hablamos del encargo de continuar tu trabajo de enseñar, ayudar y acompañar a otros, vigilando para que nadie se pierda. Seguirte será también proseguir tu tarea de acoger, curar y perdonar. Oficios necesarios para los que yo mismo me he ofrecido a Pedro, disponible para servir en lo que me encomienden. Toma mi vida, Señor, mi nueva vida, tú me la diste, a ti te la debo y a ti te la entrego. Seguirte a ti, Jesús, es una dicha completa. ¿Cómo acompañar y ayudar a otros? Aprendí de ti a conversar, a escuchar sin final y explicar con sencillez, como tú, cuando de noche te hice muchas preguntas y supiste de mis dudas e indecisiones. Me veo a mí mismo mayor, pero no anciano; el conocerte abrió mi mente y mi corazón. He acumulado experiencias, algunas contradictorias, pero estoy naciendo de nuevo. Soy feliz con mi nueva vida, con este nuevo camino que tú me ofreces y que eres tú, Señor. Si yo te abandonara es posible que me perdiera o cayera, ciego, ante la puerta estrecha del Reino. Tú eres, Señor, para cada uno de nosotros una puerta siempre entreabierta que comunica con el Padre y abre al Espíritu, la puerta que comunica con los demás y que nos abre al mundo. No nos dejes, Pastor bueno, Jesús maestro, cabeza y guía nuestro, debes saber cuánto te echamos de menos y te necesitamos. Mis dudas y cuestiones -dónde estás, cómo encontrarte, cuándo vendrás- ya quedaron en parte resueltas. Adiós, Señor, hasta otro día.»

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Orar con Nicodemo -1 / El perdón

– Por la Pascua pasada quise recuperar viejos papeles del personaje evangélico que fue uno mismo hace ya mucho, que brotaron de una espiritualidad de la confidencia. Los deseos de Nicodemo serán los mismos, las expresiones fueron otras, la amistad permanecerá para siempre. Eso es la oración, un diálogo de amistad. Para la ocasión tomaré el estilo apretado, todo seguido sin puntos y aparte. Verán hoy que el buen discípulo, aun cobarde o negador, encontrará siempre al Maestro bien dispuesto al abrazo. Así lo contó esta vez Nicodemo, un discípulo de la última hora.

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EL PERDÓN DE PEDRO

«Antes de los sucesos hablé con Pedro y Juan. Les pareció imposible conseguir que te echaras atrás, aunque tu vida corriera peligro. Te conocían bien, Señor, supieron tu determinación de mostrar a todos que la injusticia mata a los inocentes, que el PADRE quiso explicar así el gran amor que nos tiene, no ahorrando la vida de su propio hijo querido. A mí me pareció excesivo tanto sufrimiento y tanto amor. Quedamos después muy asombrados y también asustados por todo cuanto ocurrió. Todavía me parece oír las palabras dichas desde la cruz: ‘¡No saben lo que hacen, Padre, perdónalos, ellos no saben!’. Siempre disculpando, allá mismo, a tus propios verdugos y a los crucificados contigo, como tú. Ellos fueron sin duda tus primeros rescatados. Tras la muerte y tu resurrección, PEDRO va siempre inquieto buscándote, queriendo saber dónde estás, qué piensas, qué quieres, cómo hacer para agradarte. Él quiso recordar tus mismas palabras y en ocasiones no pudo. Su pecado y tu perdón le cambiaron la vida y su manera de ser, ahora más humilde, comprensivo y bondadoso con todos. Se sintió a veces muy inseguro, en la orilla y en la barca. Si hubo mala racha en el trabajo, lo atribuyó a su propio pecado, ‘Es por mí, yo negué al Maestro, fui un cobarde, fue mi culpa, lo traicioné’. Mas tú, Señor, no quieres la culpa oscura sino la gracia luminosa; tú no quieres el abismo del resentimiento sino el abrazo de la paz y la fiesta del perdón. Tu amor y tu gracia rehabilitaron a Pedro, como a muchas personas.

Perdona hoy también mi falta de fe y sana la herida de mi cobardía en seguirte. Todos nos parecemos un poco a Pedro, muertos de miedo nos cuesta ahora responder por ti, mas al tú mirarnos recobraremos la vida y la palabra. Una mirada tuya, JESÚS, bastará para sanarme. Tú quisiste, Señor, que Pedro sintiera muy de cerca tu misericordia y tu perdón. Recordaré sus mismas palabras repetidas entre sollozos aquel día junto al lago: ‘Señor, tú sabes cuánto te quiero’. Pensando yo la escena de su curación, te diré también ahora en verdad, de corazón: Jesús, amigo, tú sabes que Nicodemo también te quiere. Si inconstante y poco consecuente, yo me comprometo a no dejarte nunca, aunque costase. Vigilaré por no caer en la desconfianza ni la cobardía. Ten piedad de mí, Señor, y de nosotros todos tan frágiles y temerosos, solo pobres pecadores, mas por ti enamorados. Adiós, Señor, hasta otro día.»

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Podrán ver aquí recopilados «Orar con Nicodemo», pdf.

Vivir al día / los Ejercicios

    «El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la Paz»
    /Números c.6

Unas notas para alguien que hizo Ejercicios espirituales, como el santo de Loyola, para vivir al día, cada día, la fidelidad humilde de quien se ofreció al Cristo del Evangelio.

Este no dejará pasar sin más nada de lo sucedido, sea para construir Reino de Dios, para agradecer, renovar, y también para pedir perdón.

    – Examinar la conciencia, repasar el día, revisar la vida, caracterizó a las amigos/as y compañeros de san Ignacio, en diferentes épocas, culturas y continentes, en sus misiones, colegios, barrios e iglesias, solo deseando caminar en la verdad, ayudando a sus prójimos.

Estos serán los pasos a dar en la ‘Oración de revisión del día’:

    1º  Me hago consciente de tu presencia, estás conmigo, Dios mío.
    2º  Ayúdame a revisar lo que ocurrió hoy en mi vida y a mi alrededor.
    3º  Gracias, Padre, por las personas y favores, los detalles de cada día.
    4º  Muéstrame y perdona mis errores y pecados, con tu luz y tu ayuda.
    5º  Dame gracia y fuerza, Señor, para mejorar y hacer tu voluntad.
    6º  Acabaré con un Padre nuestro.

– Procuraré cada día vaciar mi corazón del mucho ego acumulado, limpiando de odios y rencores, de palabras y pensamientos vanos, de ofensas innecesarias, así amaneceré nuevo para darme mejor y para compartir la paz.

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Oraciones tomadas del libro ‘Ejercicios espirituales’:

    + Al comenzar el día: «Te pido, Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones de este día sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad». Ave María

    + Al terminar el día: «Dame, Señor, el conocimiento interno de tanto bien recibido en este día para que yo, enteramente reconociendo, pueda en todo amar y servir a tu divina majestad». Padre nuestro

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    «Dichoso yo si, al fin del día,
    un odio menos llevo en mí;
    si una luz más mis pasos guía
    y si un error más yo extinguí.

    Y si por la rudeza mía
    nadie sus lágrimas vertió,
    y si alguien tuvo la alegría
    que mi ternura le ofreció.»

    /Gabriela Mistral

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(1) En comentario verán linda poesía sobre la limpieza de los rencores, como el agua de la playa sobre la arena…

(2) Ofrecimiento diario de trabajos, penas y alegrías, en comentario, buscando la imitación y el seguimiento de Cristo

Buen pastor, si tú no vienes

    – Yo el Señor te he llamado como alianza y luz de los pueblos, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y rescates a los que viven en la oscuridad. /Isaías c.42.

Pudo ocurrir así. Al que después llamaron Jesús de Nazaret, le propusieron del cielo venir a la tierra para explicar el buen camino y pasar haciendo el bien.

El panorama en la tierra se vio desde el cielo muy feo y tenebroso. Se dijeron : ‘¿Quién irá a señalar los fallos? ¿Quién podrá reparar tanto daño? ¿Qué alto precio habrá de pagar?’

    – Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa. /Salmo 79

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– El clamor insistente de las personas buenas logró convencer al primogénito, se ofreció e irá con todas las consecuencias. Muchos lo esperan y confían, como un limpio amanecer de primavera. Otros maquinarán su final, oscuro  anochecer.

    – Por la gran misericordia de nuestro Dios, nos visitará el Sol que viene de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas. /san Lucas c.1.

Así pudo ser la súplica confiada de los que esperan su venida para llenar de luz y esperanza el mundo. Pese al desprecio de los grandes, triunfó el amor de los pequeños.

    SI TÚ NO VIENES

    Señor, si tú no vienes
    ¿Quién nos mostrará el camino de retorno a la casa del Padre?
    ¿Quién nos abrirá la puerta y dispondrá la mesa para la fiesta?

    Si tú no vienes
    ¿Quién saldrá a buscar la oveja perdida?
    ¿Quién la tomará en brazos y volverá al redil?
    ¿Quién curará sus heridas y perdonará las culpas?

    Señor, si tú no vienes
    ¿Quién volverá la vista a los ciegos
    y la esperanza a quienes la han perdido?
    ¿Quién nos regalará la verdadera paz?

    ¿Quién podrá vencer al mal y la muerte?
    ¿Quién dará la vida por sus amigos
    y enseñará amar a los enemigos?
    Si tú no vienes, Señor
    .

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* Imagen: El buen pastor, ‘Yo soy el buen pastor que da la vida por sus ovejas. Yo las conozco, ellas me conocen’ /san Juan c.10.

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Canta CoroSinaí de Mexico, ‘Donde hay caridad y amor allí está el Señor’.

El ayuno que Dios quiere

«El ayuno que a mí me agrada consiste en que rompas las cadenas de la injusticia, que compartas tu pan con el hambriento y recibas al pobre sin techo; vestir al que no tiene ropa, socorre a tus semejantes» (Isaías 58).

Recibí por la Cuaresma un escrito como del Papa Francisco, que algo reformado les pondré en el blog. Tal vez algunos ya lo conozcan. Es exigente y concreto.

Restaurar grietas del alma y reparar las relaciones personales, atreverse con lo que pareció imposible. Siendo yo mejor haré más agradable mi medio ambiente. Será el ayuno que Dios quiere, si hay amor.

10 manifestaciones de amor:

1 . Saludar y dar las gracias siempre, con alegría.
2 . Recordar a los demás cuánto los amas.
3 . Ayudar. Estar atento a quien te necesita.
4 . Levantar los ánimos a alguien.
5 . Celebrar las cualidades o éxitos de otro.
6 . Lo que no usas, regalarlo a quien lo necesita.
7 . Ayudar para que otro descanse.
8 . Corregir con amor, no callar por miedo.
9 . Tener detalles con los que están cerca de ti.
10. Ayudar a los demás a superar obstáculos.

El ayuno que Dios quiere:

· · Ayuna de palabras hirientes, mejor palabras bondadosas.
· · Ayuna de enojos, llénate de mansedumbre y paciencia.
· · Ayuna de pesimismo, llénate de esperanza y optimismo.
· · Ayuna de quejarte, llénate de las cosas sencillas.
· · Ayuna de presiones, y llénate de oración.
· · Ayuna de tristezas, lléna de alegría el corazón.
· · Ayuna de egoísmo, y llénate de compasión.
· · Ayuna de falta de perdón, y llénate de reconciliación.
· · Ayuna de palabras, llénate de silencio y de escucha.

«No caigamos en la indiferencia que humilla, en la costumbre que anestesia. Mira bien las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, escucha su grito de auxilio» (Jubileo Misericordia)

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La misericordia, año santo

AÑO DE LA MISERICORDIA

    – Dichosos los misericordiosos, porque ellos serán tratados con misericordia.
    – Un hombre quedó medio muerto en el camino, lo vio un samaritano y se conmovió, se acercó a él, lo curó y lo tomó en sus brazos.

Está asomando la Navidad, y ya comenzó el Año santo de la Misericordia, así lo quiso el Papa Francisco. Ante el rechazo, acogida; ante la violencia, paz; ante la ofensa, el perdón.

Misericordia es reconciliación y ayuda desinteresada. La misericordia disculpa siempre, sin juzgar ni pedir cuentas. En efecto, el que ama cumplió toda la ley, dirá san Pablo, y Dante pensó que es el amor el que mueve el universo, el sol y las estrellas.

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La misericordia es la fiesta de la humanidad nueva, una fiesta que nunca deberá acabar, llenando la eternidad de amor y felicidad. Su fuente inagotable, su zarza incombustible, será el ‘Dios amor’. En verdad la misericordia es la verdadera religión que salvará al mundo, la que Jesús quiso y por la que él murió y resucitó.

¿En qué parte de la Biblia encontraré el listado del amor al prójimo? En la descripción del Juicio final, evangelio de san Mateo, c.25:

    “Tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; fui forastero y me recibieron en su casa; estuve sin ropas y me vistieron; caí enfermo y me visitaron; estuve en la cárcel y vinieron a verme.”

Las llamadas por el catecismo ‘Obras de misericordia’ serán 14, siete corporales y siete espirituales:

    OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA
    1. Dar de comer al hambriento, 2. Dar de beber al sediento, 3. Dar posada al necesitado, 4. Vestir al desnudo, 5. Visitar al enfermo, 6. Socorrer a los presos, 7. Enterrar a los muertos.

    OBRAS ESPIRITUALES DE MISERICORDIA
    1. Enseñar al que no sabe, 2. Dar buen consejo, 3. Corregir al que necesite, 4. Perdonar las injurias, 5. Consolar al triste, 6. Vivir con paciencia los defectos de otros, 7. Rogar a Dios por vivos y difuntos.

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(1) Imagen: Van Gogh, El buen samaritano, 1890. «Lo montó en su cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó», s Lucas c.10.
(2) Texto del documento del Papa, «El rostro de la misericordia».

Verán aquí letra y canto del HIMNO del AÑO de la MISERICORDIA:

«Damos gracias al Padre, porque es bueno
Damos gracias al Hijo, luz de las gentes
Pidamos al Espíritu los siete santos dones
Pidamos la paz al Dios de toda paz.

Ha creado el mundo con sabiduría
Que ha amado con un corazón de carne
Fuente de todo bien, dulcísimo alivio
La tierra espera el evangelio del Reino.

Conduce a su pueblo en la historia
De Él recibimos, a Él nos donamos
Confortados por Él, ofrecemos consuelo
Alegría y perdón en el corazón de los pequeños.

Perdona y acoge a sus hijos
El corazón se abra a quien tiene hambre y sed
El amor espera y todo soporta
Serán nuevos los cielos y la tierra.»

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